domingo, 4 de septiembre de 2011

Y ahí estaba ella, con sus amigas, riendose por alguna tontería o simplemente por romper el silencio, porque como él aprendería un tiempo después a ella le incomodan los silencios. Nada más verla por primera vez en su vida sintió que ya la había soñado antes, pero que nunca había visto nada parecido. Su belleza sobresalía por encima de las demás, podría haberla reconocido a kilómetros de distancia con los ojos cerrados. Pensó que ya había imaginado su preciosa melena en algún otro momento de su vida. Y pensó las veces que juro no enamorarse, las veces que se hizo el duro delante de los demás. Penso en las mil y una chicas que había dejado detrás de él, en lo que nunca había sentido con ninguna... Y en ese momento él tiró el porro, se alejó de sus amigos, de su moto y de su litrona. Y se acercó a ella, y cuando la tenía delante frenó en seco, y la miró a los ojos, y se dió cuenta de que ella era diferente, y se dió cuenta del poder de los sueños y de lo fácil que parece a veces enamorase. Y sin separar sus miradas le dijo con la voz más sincera que habia puesto en su vida: "Hola, morena. No te conozco de nada; no se tu nombre; no se si te gustan las películas de miedo o las románticas; no se que tipo de música te gusta; no se si estudias; o si eres una niña pija; o si pasas de todo; no se si te gustan las puestas de sol o la luna; no se si te gusta tanto el chocolate como ami; no se que te gusta hacer en tu tiempo libre; ni si estás libre; no se la cara que pones cuando estás sorprendida aunque supongo que será la que estoy viendo ahora mismo; como tampoco se la cara que pones cuando estás enamorada pero no me importaría estar el resto de vida intentando averiguarlo..."

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